Procrastinar, es decir, posponer las responsabilidades de la vida cotidiana, puede convertirse en un hábito dañino. Sin embargo, existen herramientas efectivas para superar este patrón y lograr un mejor aprovechamiento del tiempo. A continuación, te presentamos seis técnicas para dejar de procrastinar y aumentar tu productividad.
- Establecé objetivos factibles y divisibles: es importante fijar metas claras y alcanzables. Dividir los objetivos en pequeños pasos cuantificables permite dosificar el esfuerzo y mantener la motivación a medida que avanzas.
- Ejercitá la autodisciplina: la capacidad de cumplir metas pequeñas a pesar de las dificultades es sumamente importante. Por ejemplo, comprométete a levantarte de la cama inmediatamente después de que suene la alarma, evitando postergar ese momento tan tentador.
- Minimizá las distracciones: Reducir las distracciones es fundamental para mantener el enfoque en las tareas. Mantené el celular lejos y apagá la televisión. Además, creá un entorno propicio y cómodo para llevar a cabo tus cosas.
- Evitá la búsqueda de la perfección: En lugar de buscar la perfección en cada tarea, concéntrate en completarlas. El perfeccionismo excesivo puede generar estrés y hacer que desistas en el intento por sentirse incapaz de alcanzar un estándar irreal.
- Establecé fechas de entrega promedio: Asigná fechas límite realistas a tus actividades. El sentido de urgencia que provoca tener un plazo definido en días te motivará a dejar de postergar y a priorizar tus responsabilidades.
- Compartí tus metas y proyectos: Al hacérselos saber a tu familia o amigos, hará que seas más responsable y comprometido, lo que dificultará el aplazamiento de tus tareas.
La procrastinación no es un hábito imposible de cambiar. Aplicá estas técnicas y verás cómo podés superar la tendencia a postergar y lograr una mayor eficiencia en tus actividades diarias. ¡Deja de perder el tiempo y comienza a aprovecharlo al máximo!