Con el paso de los años, la humanidad va cambiando. Algo tan lógico y permanente como son las mutaciones, no deja de pasar desapercibido por los ojos de quienes analizan las civilizaciones. Lo que durante muchos años fue priorizar el crecimiento económico de las personas y el estilo de vida, hoy lo es la salud del cuerpo y el medio ambiente. De allí que lo vegano cobró otro color y mucho más renombre.
Esta corriente está definida como una filosofía de vida y una forma de vivir. Lo cierto es que no es meramente una dieta, que está caracterizada por la eliminación por completo de todos aquellos productos que vengan de animales, sino se transpola a todos los ámbitos de la vida, cambiando así la conciencia colectiva de las personas.
Hace solo 10 años, el término “vegano” no era conocido por muchos. Ni hablar de hace 15 o 20, cuando los primeros amantes de los animales comprendieron que el amor por estos seres también implicaba sacarlo de los platos y el guardaropa. Hoy podríamos decir que está mucho más presente en las conversaciones cotidianas, aunque aún queda mucho trabajo por delante.
Todos los que decidieron probar suerte con esta corriente y ver qué podría llegar a suceder con su cuerpo, quedaron encantados por las consecuencias que comenzaron a sentir. Desde pequeños cambios en la vista, hasta grandes fluctuaciones en la energía, los veganos ahora pregonan en que es sin dudas una de las mejores decisiones que tomaron, y que todos, en algún momento, deberíamos probar lo que se siente ser vegano.
9 CAMBIOS EN EL CUERPO AL CONVERTIRSE EN VEGANO
1. Mejora la microbiota intestinal: las personas tienen un sistema digestivo que no está preparado del todo para la digestión de la carne. Las fuertes fibras de estos alimentos hace que sea dificultoso el poder degradarla, por lo que al incorporar (o comer exclusivamente) productos vegetales, el sistema digestivo se relaja y comienza a funcionar mejor. Muchos estudios confirmaron que aquellas personas que ingieren proteína animal tienen muchas más probabilidades de desarrollar organismos que puedan generar enfermedades intestinales, que las personas que solo se encargan de comer plantas y vegetales.
2. Menor riesgo de padecer anemia: raro, ¿no? Uno pensaría que las personas que se volverían anémicas al dejar la carne de vaca, lo que posee la mejor cantidad de B12 que hay, además de hierro. No obstante, la realidad demuestra otra cosa. Hay mucha cantidad de esta vitamina en las plantas, tal es el caso de las lentejas, que no genera problema en lo absoluto. Y en caso de que sea complicado, con un suplemento sencillo se puede administrar la dosis ideal para cumplir los requerimientos necesarios.
3. Pérdida de peso: si bien el ser vegano no viene de la mano con la pérdida de peso, lo cierto es que los alimentos tienen menos calorías y mucha más cantidad de fibra por lo que una persona llega a la sensación de saciedad al comer mucha menos kilocalorías. Esto conlleva, en consecuencia, a una paulatina pérdida de peso. No siempre es el caso, ya que depende del estilo de vida y de hábitos dietarios que tiene la persona, pero sí hay mucha más probabilidad que esto suceda.
4. Sufrir menos estreñimiento: la realidad es que al aumentar el consumo de frutas y verduras, la cantidad de fibra que ingresa en el cuerpo es mucho mayor. La flora intestinal se restablece y mejora la digestión en general. Eso hace que todos puedan ir al baño de una forma regular y sin dolor ni malestar. Sin dudas, un problema para muchos que se resuelve a penas cambian los regímenes alimenticios. Muchos veganos aseguraron que al ir mejor al baño, su humor y rutina en general también cambió para bien.
5. Menor riesgo a padecer enfermedades cardíacas: aquellos que consumieron más proteínas de origen vegetal, en lugar de proteínas provenientes de animales, demostraron un menor riesgo de desarrollar alguna enfermedad coronaria durante un período medio de seguimiento de más de 13 años. Esto puede estar vinculado al hecho de que los adeptos al veganismo tienden a presentar niveles más reducidos de colesterol y grasas saturadas. A pesar de que el colesterol es producido de forma natural por el cuerpo, también puede ser adquirido a través de la alimentación, aunque siempre asociado a alimentos de origen animal.
6. Disminuyen los problemas óseos: adoptar una dieta vegana pueda ser beneficioso para la salud de tus huesos. Un análisis reciente sugiere que existe una conexión entre consumir al menos una porción de frutas y verduras al día y un menor riesgo de fracturas. De forma más específica, un estudio descubrió que el consumo frecuente de verduras como el brócoli o el repollo, que son ricos en polifenoles y potasio, podría disminuir la tasa de recambio óseo (es decir, la degradación del tejido óseo) y la pérdida de calcio en la orina en mujeres posmenopáusicas.
7. Mejor ánimo y humor: los alimentos vegetales están llenos de nutrientes como vitaminas, minerales y antioxidantes que pueden influir positivamente en la función cerebral y en la producción de neurotransmisores relacionados con el estado de ánimo, como la serotonina. Además, adoptar una dieta vegana puede fomentar un sentido de conexión con el medio ambiente y con los animales, lo que puede contribuir a una mayor satisfacción emocional y a una sensación de propósito.
8. Aumenta la disponibilidad energética: las dietas veganas suelen ser ricas en carbohidratos complejos provenientes de alimentos como frutas, verduras, granos enteros y legumbres, que proporcionan una fuente constante de energía de liberación lenta. Estos alimentos también son ricos en fibra, lo que ayuda a regular el azúcar en sangre y a mantener niveles de energía estables a lo largo del día.
9. Menor riesgo de desarrollar células cancerígenas: las dietas veganas suelen estar libres de carcinógenos que se encuentran en algunos alimentos de origen animal, como las carnes procesadas, que se han relacionado con un mayor riesgo de cáncer. Al evitar el consumo de productos de origen animal, se reduce la ingesta de grasas saturadas y de colesterol, que están relacionadas con un mayor riesgo de cáncer, especialmente de cáncer de colon, mama y próstata.
