Con la llegada del verano, también aparecen los fanáticos del aire acondicionado. Son muchos los que detestan el calor pesado y es por eso que viven con el electrodoméstico prendido al máximo, sin darse el espacio de enfriar el ambiente y luego apagarlo. A raíz de esta problemática, es que muchos continúan usándolo por las noches.
Muchos especialistas salieron a decir que usarlo mientras uno duerme es totalmente nocivo para salud, ya que la constante emisión de aire frío puede afectar las vías respiratorias. Aunque esta información está chequeada, no se puede comprobar a ciencia cierto si efectivamente esto es real.
¿SE PUEDE USAR EL AIRE ACONDICIONADO PARA DORMIR?
La parte superior de las vías respiratorias, que incluye la nariz, la cavidad nasal y la garganta, tiene la función de calentar, filtrar e humidificar el aire que inhalamos. Este proceso se vuelve más difícil en entornos con aire acondicionado, donde el aire se enfría y pierde humedad.
La exposición prolongada a este tipo de ambiente puede irritar las vías respiratorias, dando lugar a problemas como rinitis, sinusitis, faringitis, laringitis, entre otros. Además, el frío generado por el mismo disminuye la eficiencia del aparato ciliar, una barrera natural que protege contra microorganismos en las vías respiratorias, aumentando así el riesgo de infecciones.
La falta de ventilación en espacios cerrados se suma al problema, especialmente cuando los filtros de los aires acondicionados no se limpian adecuadamente. Esto puede llevar a la acumulación de partículas alergénicas como pólenes, polvos domésticos y ácaros, aumentando el riesgo de infecciones debido a la acumulación de gérmenes.
Entre los gérmenes presentes, la bacteria Legionella Pneumophila, responsable de una forma grave de neumonía, es uno de los más conocidos. También existen hongos como Aspergillus niger y Aspergillus fumigatus, que pueden provocar rinitis, asma, neumonía o neumonitis (inflamación del tejido pulmonar) debido a la hipersensibilidad.
ENTONCES, ¿QUÉ SE PUEDE HACER?
La realidad es que no hay una respuesta o una forma correcta de poder transitar los días de mucho calor. Lo que más se recomienda es dejarlo encendido por un tiempo, hasta que el ambiente quede fresco. Luego se procede a apagarlo, no solo para ahorrar energía, sino también para evitar estar expuesto a la constante emisión de aire.
A la hora de dormir, tampoco se recomienda dejarlo encendido y mucho menos cuando la cama apunta directo al aire emitido por el sistema. El procedimiento debe ser igual al anterior: se debe dejar prendido hasta que el espacio quede aclimatado y luego apagar. También se recomienda dejar las puertas cerradas para evitar que el aire se vaya.
A su vez, quizás la indicación más importante tiene que ver con la temperatura a la que hay que poner el electrodoméstico. Lo ideal es colocarlo de 24º a 26º, sin bajar de los 22º. De esa forma, se evita que el cuerpo tenga que calentar al aire que inhala.
